Julio Gómez (ACTV / MBKS) parece ser un formador audiovisual y beta tester -especializado en cinematografía digital- que mantiene la firme creencia de que el humor es la herramienta de aprendizaje definitiva. Lo cual es una excusa tan válida como cualquier otra para justificar lo que hace con sus víctimas (por lo general definidas como “alumnos” en aras de la corrección política) .
Tiene una licenciatura en Comunicación Audiovisual por la UCM cubierta por 15 centímetros de polvo en algún lugar de un sótano oscuro y perdido. Una situación que le parece idónea desde que escuchó que los títulos de aspecto más rancio denotan mayor prestigio (sea lo que sea que eso signifique hoy en día).
Por improbable que parezca, lleva ya 18 años formando a profesionales europeos, a menudo en colaboración con fabricantes como Angènieux, ARRI, Canon, Dedolight, Glaswerk, K5600, Kinoflo, Panasonic, Sony, Rosco, Transvideo y Velvet, entre otros. Hasta ahora ha salido airoso de dichas colaboraciones sin acabar en prisión pero… nunca se sabe lo que el futuro próximo depara.
Además de ser profesor de dirección de fotografía en escuelas de cine de España, Alemania e Italia donde ha impartido su amplia galería de despropósitos, publica tutoriales de vídeo sin descanso y escribe artículos para varios medios especializados como Albedo Media o Camera & Light . Ninguno de ellos ha derivado en su ajusticiamiento ante un tribunal, aún.
El señor Gómez expande en ocasiones sus poco ortodoxas técnicas de tortura con el ejercicio de la escritura de ficción. Tras publicar dos recopilaciones de relatos cortos, amenaza con proseguir con un tercer libro en breve. Es de suponer que el mundo continuará tan alarmante deriva cultural con la presente fiebre por la auto-edición.
Vive la mayor parte del tiempo a bordo de trenes o aviones y es un enfermo de tal calibre que DISFRUTA de ello. Una indicación clara del deterioro de su salud mental (se atreve a escribir sobre sí mismo en tercera persona)
Es posible que llegue a la conclusión de que un personaje así únicamente merece aparecer retratado bajo un rótulo con las palabras “se busca”, pero no vale tanto como para eso. Si todavía persiste en acudir a uno de sus cursos o seminarios después de esta larga advertencia… allá usted.